PARASHAT "BESHALAJ"

BESHALAJ
Shmot – Éxodo 13:17-17:16

Por el Rabino Marc Wolf, 
Director de Desarrollo Comunitario del JTS

El midrash enseña que el maná le supo diferente a cada persona que lo probó.  Aún más, todos recibieron del pan divino el sustento que necesitaban.  Los niños pequeños y los ancianos, por ejemplo, comieron cada uno lo que estaban en capacidad de consumir.  En el midrash, el Rabino Levi hace una yuxtaposición poderosa entre el encuentro de esta semana con el maná y la revelación en el Sinaí, sobre la que leeremos el próximo Shabat.  Cuando Dios habló, cada israelita comentó: “La Revelación llegó a mí.  No dice ‘Yo soy el Señor vuestro (plural) Dios’ sino más bien ‘Yo soy el Señor tu (singular) Dios’” (12:25).

Al enfocarse en el uso del pronombre personal de segunda persona singular empleado en el primer mandamiento, el Rabino Levi enseña que la revelación en Sinaí fue dirigida en forma individual a cada persona presente.  El versículo podría haber usado el plural eloheijem, y el primer mandamiento hubiera sido dirigido a la totalidad del pueblo, pero el versículo usa en cambio el término eloheja, lo que establece una relación personalizada.  Mientras que ambas palabras se traducen como “tu Dios”, el simple cambio de pronombre crea una relación completamente diferente entre cada israelita y Dios.

El maná ha servido de forraje para innumerables midrashim, pero manteniéndonos en el tema que nos ocupa, me gustaría compartir con ustedes uno tomado del Sefat Emet, del Rabino Yehudá Arié Lev, de Ger.  Primero, echemos un vistazo al versículo de la parashá: “Y dijo el Señor a Moshé: ‘He aquí que haré llover sobre vosotros pan desde el cielo; y saldrá el pueblo y recogerá diariamente la porción de un día, para que Yo lo pruebe, si anda en Mi ley o no’” (16:4).

Por medio del versículo, los hijos de Israel son mandados a satisfacer sus necesidades con el pan que Dios proveerá del cielo.  Se les ordena específicamente recoger solamente las necesidades de cada día, y no más, lo que presagia las instrucciones siguientes sobre recoger dos porciones el viernes en preparación para el Shabat.  El Rebe de Ger se enfoca en la segunda mitad del versículo que introduce el maná, específicamente en la instrucción de recoger el maná una vez al día.  Leyendo el hebreo torati no como “mi instrucción” sino, literalmente, como “mi Torá”, escribe: “cada día la porción de ese día – Yo probaré si hacen [lo mismo] con mi Torá: Esto nos enseña que la Torá siempre se renueva a sí misma… Esto es ‘cada día la porción de ese día’; la renovación que Dios crea cada día en la naturaleza es preparación para la Torá.”

La forma en que la naturaleza se renueva cada día nos entrena, y puede verse como la huella para la renovación de la Torá.  Así como el maná se renovaba cada día, asimismo, también, debemos renovar nosotros nuestro entendimiento de la Torá.  Las imágenes de la naturaleza están en marcha. Conforme el sol sale y se pone, y cambian las estaciones, debemos descubrir y redescubrir nuestra relación con nuestro texto sagrado.

No podemos imaginar el impacto que tuvo esta simple instrucción en los esclavos acabados de liberar.  A solo pasos de Egipto, sus vidas habían cambiado de tantas maneras, y su desprogramación había comenzado.  La transformación de ser esclavos sojuzgados bajo el puño del Faraón a ser un pueblo libre destapó tantas costumbres que tuvieron que reaprender; comenzando con su concepto de supervivencia diaria.  El escuchar que cualquier alimento que recogieren sería suficiente para satisfacer sus necesidades, el enterarse de que hay un día en la semana en el que no tendrían que trabajar, son revelaciones en y por sí mismas. Estas primeras instrucciones constituyen su primera incursión en la libertad; y tienen la intención de prepararlos para su relación con la Torá.

¿Hemos interiorizado esta lección? ¿Hemos realmente abrazado, como pueblo, nuestros textos sagrados, renovándolos para nuestras vidas? El maná no solo es sustento para aquellos que vagaban por el desierto; también lo es para nosotros hoy en día.

Existe un relato jasídico que cuenta cómo un estudiante se acerca a su rebe y cuestiona el ciclo anual de la lectura de Torá.  él discípulo pregunta: “Rebe, yo no entiendo; todos los años regresamos a la sinagoga y leemos las mismas palabras, una y otra vez.  Nunca cambian.”  El rebe deja escapar lo que imagino debe haber sido una sonrisa conocedora y contesta: “Sí, la Torá nunca cambia, pero tú sí.”

Conforme avanza nuestro año y nos acercamos al Sinaí con la lectura de nuestra Torá cada semana, la importancia de enfocarnos no solo en el significado de la revelación sino también en su método, se hace evidente.  Cada pista proporcionada por el texto, cada palabra, frase o ambig?edad cuidadosamente escogidos provoca infinitas claves teológicas para entender nuestra relación con Dios y con la Torá.

Shabat shalom,

Rabino Marc Wolf

La traducción del comentario de la Parashá Beshalaj del JTS es realizada por la Unión Judía de Congregaciones de Latinoamérica y el Caribe: http://www.ujcl.org/. Esta traducción puede ser reproducida citando su origen.


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